La arquitectura del alojamiento. El Gran Hotel de Zaragoza (España) (1929) como paradigma de modernidad
Mónica Vázquez Astorga*
Introducción
El 10 de octubre de 1929 tuvo lugar la apertura del Gran Hotel de Zaragoza (calle de Joaquín Costa, núm. 5), que fue construido con unas instalaciones de acuerdo con las mejores comodidades de la época. Pronto se convirtió en un lugar preferente de reunión para la sociedad de bon ton y para la celebración de actividades culturales y de ocio. De hecho, en este prestigioso edificio se congregó a finales del mes de octubre de 1930, y por iniciativa del arquitecto zaragozano Fernando García Mercadal1, un grupo de arquitectos (José Manuel Aizpurúa, Joaquín Labayen, José Luis Sert y José Torres Clavé, entre otros)2 comprometidos con la modernidad que fundaron el GATEPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea)3. De ahí que nos centremos en analizar la génesis y materialización del proyecto del Gran Hotel y valoremos su función como espacio público que acogió iniciativas de vanguardia como la creación del citado Grupo.
El Gran Hotel se levantó sobre unas parcelas situadas en la antigua Huerta de Santa Engracia4, ubicada dentro del perímetro urbano y al Sur de la antigua ciudad romana. Su emplazamiento era privilegiado en una urbe en crecimiento y transformación como era la Zaragoza de las primeras décadas del siglo XX. De hecho, en aquellos momentos se constituyó como nuevo y moderno centro urbano.
El arquitecto municipal Ricardo Magdalena Tabuenca redactó, con fecha de 12 de marzo de 1906, las “Condiciones generales y económicas para la venta en subasta pública de varios solares procedentes de la Huerta de Santa Engracia”, que acompañó con un plano con las seis manzanas demarcadas con solares: A (con 7 solares), B (10), C (8), D (8), E (8) y F (6) (fig. 1)5.
Este nuevo espacio ejerció una enorme atracción sobre las familias más poderosas de la ciudad y se convirtió en una de las zonas residenciales y comerciales más atractivas. En uno de los solares de la manzana F, aún no demarcado porque no podía enajenarse a causa de estar pendiente su unión con las fincas próximas, se levantaría el Gran Hotel en los años veinte.
La venta mediante subasta pública de varios solares de la Huerta de Santa Engracia respondió a la necesidad por parte del Ayuntamiento de obtener rápidos beneficios económicos ante la grave crisis por la que atravesaba la ciudad y la penuria de las finanzas municipales. La completa urbanización de este sector no culminaría hasta la década de los treinta del siglo pasado6.
Para abordar este tema, ponemos de relieve, en primer lugar, la voluntad modernizadora que mostró Zaragoza en el primer tercio del siglo XX y que se concretó en la proyección de edificios como el Gran Hotel; y, a continuación, abordamos la génesis y materialización del proyecto de este hotel de lujo,precisamos sus características y valoramos su papel como nueva esfera pública de las clases acomodadas en los años inmediatos a su apertura.
Un nuevo hotel para una ciudad con voluntad de cambio
El programa del Gran Hotel fue planteado atendiendo al cuidado de la estética y del confort, que fueron componentes fundamentales del nuevo estilo de vida burgués. Su construcción respondió a la necesidad de satisfacer las exigencias de consumo demandadas por las clases acomodadas y, en concreto, de formas de ocio como las vacaciones y el viaje turístico.
A este respecto, y como señala Jesús Cruz Valenciano, en España los atisbos de la sociedad de consumo de masas no se hicieron evidentes hasta la década de los veinte de la pasada centuria, limitándose a determinadas regiones y a las grandes urbes7.
La ciudad de Zaragoza dio muestras de un dinamismo económico y social en el primer tercio del siglo XX, que se reflejó en los edificios y lugares públicos que se proyectaron y convirtieron en testimonios de modernidad urbana burguesa. Fue dotada con nuevos espacios exteriores (paseos, parques8, etc.) e interiores (cafés –como el Moderno o Salduba9–, restaurantes –como el de La Paz10–, etc.) para que los integrantes de la buena sociedad pudieran pasear, encontrarse, dejarse ver y ser vistos.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) esta ciudad fue saliendo de la incertidumbre en la que había estado sumida a nivel principalmente cultural-artístico y fue incorporándose a la modernidad. Así, entre los acontecimientos más representativos de este período cabe mencionar la celebración en abril de 1928 del primer centenario del fallecimiento de Francisco de Goya, que trajo consigo, entre otras iniciativas, la inauguración del Rincón de Goya (proyectado en 1926 y sito en el parque José Antonio Labordeta)11. Esta obra de Fernando García Mercadal marcó el cambio hacia la renovación de la arquitectura (fig. 2).
Este profesional fue una figura clave en la internacionalización de la arquitectura española y un nexo con el Movimiento Moderno, que se fundamentó en su relación de amistad con arquitectos como Le Corbusier. Fue un integrante destacado de la llamada Generación de 192512, que introdujo la modernidad en la escena de la arquitectura española. Asimismo, fue decisiva su participación en la fundación del GATEPAC a finales de octubre de 1930, cuyas actuaciones quedaron truncadas por el estallido de la Guerra Civil.
Este edificio dedicado al pintor aragonés se considera la primera muestra de la nueva arquitectura no sólo en Aragón sino en España13. Sin embargo, su avanzada propuesta fue objeto de numerosas críticas desde el momento de su inauguración; críticas que le costaron la carencia de encargos posteriores en su ciudad natal, en una Zaragoza que poco después acabaría abriéndose a las nuevas tendencias. Esta construcción ha sufrido con el tiempo todo tipo de transformaciones en forma y función.
Otro testimonio de ese compromiso de la ciudad con los tiempos modernos es el Gran Hotel, inmueble de nueva planta que fue levantado conforme a los criterios de racionalidad, elegancia, salubridad y confort que imperaban en la recién desarrollada planificación urbana de la antigua Huerta de Santa Engracia. De ahí que se convirtiera en uno de los destinos preferentes para los viajeros acomodados que se alojaban en la ciudad.
El Gran Hotel:proyecto y realización
En este apartado trazamos la historia constructiva del Gran Hotel desde su concepción hasta su materialización, concretando su programa y sus características.
Los primeros pasos hasta la aprobación del proyecto
El origen del proyecto del Gran Hotel se remonta a la fecha del 24 de diciembre de 1926, cuando el concejal José Sancho Arroyo (antiguo alcalde de Zaragoza) dirigió al Ayuntamiento una moción con la que planteó la construcción de un hotel que reuniera las debidas condiciones de confort e higiene que debían exigirse en estos edificios14.
Sancho Arroyo presentó una sólida propuesta que fundamentó en las siguientes razones:
“1ª.- La necesidad de un gran hotel. Zaragoza contaba con buenos hoteles pero quizás se hallaban un poco anticuados […].
2ª.- Incremento de esta apremiante necesidad en los últimos tiempos a causa del desarrollo de la población y la intensificación del turismo.
3ª.- Crecimiento de la ciudad, que estaba siendo dotada con nuevas construcciones como la Academia Militar y la Hidrológica del Ebro, así como su inclusión en el circuito automovilista Madrid-Barcelona.
4ª.- Este hotel cambiaría el aspecto de la ciudad, resolvería el problema del hospedaje y contribuiría a la atracción de turistas”15.
Además, recomendó que se estudiase el auxilio (exención de arbitrios) municipal y se nombrase una comisión para abordar este tema.
Efectivamente, Zaragoza contaba con acreditados hoteles –entre los cuales se encontraban el de Europa, de las Cuatro Naciones y del Universo y Oriente–, cuya fundación se remontaba al último tercio del siglo XIX o principios de la siguiente centuria. Se ubicaban en céntricas calles y plazas (plaza de la Constitución –hoy de España–, calle de Don Jaime I, calle del Coso, etc.) de la población16. De ahí la necesidad de construir nuevos hoteles que cubriesen la demanda de alojamiento para los viajeros en zonas urbanas de reciente configuración.
La Comisión Permanente municipal, en sesión del 28 de diciembre de 1926, propuso al alcalde Miguel Allué Salvador designar una comisión que se encargase de estudiar los medios para llevar a cabo esta iniciativa. Esta comisión quedó constituida el 8 de enero de 1927 e integrada por el alcalde, Adoración Ruiz Tapiador (teniente de alcalde y vocal de la Comisión Permanente) y los concejales Justo Sesé, José Sancho Arroyo, Ernesto Frisón y Francisco Rivas. Asimismo, se incorporaron algunos representantes de notables entidades mercantiles zaragozanas. El 2 de abril de ese año acordaron por unanimidad que era necesario acometer la construcción de un Gran Hotel, siguiendo el ejemplo de otras ciudades españolas como Bilbao, Sevilla y Salamanca17, así como europeas (Milán18 y Florencia19, entre otras).
El 18 de abril de 1927, esta Comisión estableció las condiciones mínimas que debía de reunir el Gran Hotel:
“El Hotel ha de ser de nueva planta o bien ha de instalarse reconstruyendo algún edificio que reúna condiciones para ello. Su emplazamiento ha de situarse en lugar céntrico como, por ejemplo, la plaza de la Constitución, paseo de la Independencia, Pamplona o Sagasta, Huerta de Santa Engracia y zonas adyacentes. La capacidad del hotel ha de ser de 100 habitaciones como mínimo y debe de reunir las condiciones de confort necesarias para que el viajero encuentre grata su estancia […]”20.
Poco tiempo después, el 30 de abril, el Ayuntamiento determinó, con el objetivo de favorecer la construcción de este hotel, conceder una subvención anual equivalente por determinado número de años al importe de todas las exenciones municipales y exceptuarle de las correspondientes a las licencias para la edificación.
En sesión municipal extraordinaria del 6 de mayo de 1927, Enrique Armisén (en calidad de alcalde ejerciente) presentó una enmienda para que el concurso fuese para construir un hotel de nueva planta, que fue aprobada por unanimidad.
La construcción del Gran Hotel resultó de un concurso público que fue convocado por el Ayuntamiento el 23 de mayo de 1927 y que debía de atender a una serie de condiciones como las siguientes:
“1ª.- El Hotel ha de ser de nueva planta, situado en lugar céntrico, como por ejemplo la plaza de la Constitución, paseos de la Independencia, Pamplona o Sagasta en su comienzo, exhuerta de Santa Engracia y zonas adyacentes de las vías indicadas. Tendrá como mínimo una capacidad de 100 habitaciones con agua corriente caliente y fría en todas ellas y teléfonos para el servicio interior y urbano, cincuenta cuartos de baño, calefacción, ascensores y montacargas, métodos modernos de ventilación y de limpieza, un amplio hall y un salón de fiestas.
2ª.- Las habitaciones destinadas a dormitorios habrán de tener una capacidad mínima de 40 metros cúbicos por persona.
3ª.- El Ayuntamiento concede como subvención una cantidad anual que será en cada año equivalente al importe de todas las exenciones municipales sobre contribuciones del Estado y las participaciones concedidas en ellas.
4ª.- Los concursantes fijarán el número de años que ha de durar la subvención, siendo este uno de los elementos que el Ayuntamiento tendrá en cuenta al adjudicar el concurso.
[…] 8ª.- el Ayuntamiento se reserva el derecho de elegir el proyecto que estime más conveniente o desecharlos todos.
10ª.- Si el Ayuntamiento entendiese que podían ser aceptables alguno o algunos de los proyectos con determinadas modificaciones, podrán indicarlo a los interesados.
11ª.- El adjudicatario deberá comenzar las obras en el plazo de un mes, a contar del día en que se le comunique la adjudicación, y terminarlas en el plazo máximo de un año y medio”21.
El 27 de julio de 1927 se procedió por parte del jurado (presidido por Enrique Armisén) a la apertura del único pliego presentado al concurso, que contenía la instancia suscrita por la que luego sería la sociedad anónima “Gran Hotel de Zaragoza”, participada mayoritariamente por el promotor inmobiliario Manuel de Escoriaza y Fabro, propietario del solar, y por Tomás Castellano y Juan Manuel Urquijo22.
Una vez examinada la propuesta por los negociados competentes, el Ayuntamiento adjudicó, el 2 de agosto de 1927, a la sociedad “Gran Hotel de Zaragoza” el concurso para la construcción y explotación de un Gran Hotel en esta ciudad. El arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro realizó, tras estudiar el proyecto y un día después, las siguientes observaciones:
“1ª.- El emplazamiento adoptado en la exhuerta de Santa Engracia figura entre los admitidos en la base primera del concurso y es sin duda excelente. Y se cumplen los demás elementos de la primera base.
2ª.- Las habitaciones dormitorios exceden de la cubicación exigida si se utilizan para una sola persona, siendo insuficiente dicha cubicación para dos personas, ya que la base segunda del concurso exige 40 metros cúbicos por persona y en el proyecto resultan 64 metros cúbicos con 911 decímetros por habitación.
3ª.- El proyecto puede considerarse aceptable en su conjunto, sin perjuicio de las mejoras que en él puedan introducirse al realizar las obras sin alterar las bases del concurso como sería indudablemente mejorado si se ampliasen algo los dormitorios y cuartos de baño aún reduciendo su número prudencialmente, ya que el número mínimo exigido es de 100 dormitorios y cincuenta baños, figurando en el proyecto actual ciento cincuenta y cinco y cien, respectivamente”23.
No obstante estas precisiones, el 5 de agosto de 1927 se dio por aprobado el proyecto. En función de las mismas se decidió construir un edificio con un mayor número de habitaciones, cuya capacidad, higiene y confort fueran comparables con las de los hoteles más modernos. La sociedad solicitó que se aumentase hasta tres meses y dos años, respectivamente, el plazo para empezar y terminar las obras. Con la finalidad de favorecer su construcción, el Ayuntamiento concedería como subvención (por un período de veinte años) una cantidad anual que sería en cada año equivalente al importe de las exenciones municipales que pesasen sobre el hotel, comenzando por la compra de terrenos, construcción y explotación e, incluso, los recargos municipales sobre contribuciones del Estado y las participaciones concedidas a ellas24.
El proyecto del nuevo hotel: programa y características
El autor del proyecto fue el arquitecto granadino Antonio Rubio Marín, que ya era conocido en la ciudad por haber construido recientemente el edificio de Correos y Telégrafos (paseo de la Independencia, núm. 33)25, obra representativa del neomudéjar en Zaragoza.
Rubio Marín redactó la primera memoria del Gran Hotel en abril de 1927, que fue concretada tres meses después. En ella figura el nombre de “Aragón, Hotel”, que luego fue denominado “Gran Hotel de Zaragoza”26. En opinión de este profesional, este inmueble se emplazó en el solar más conveniente, por su situación y capacidad, de los parcelados en la antigua Huerta de Santa Engracia y que estaba comprendido por las calles de Joaquín Costa, de los Sitios (hoy calle de Felipe Sanclemente) y de Moret (actualmente calle de Isaac Peral). A comienzos del mes de diciembre de 1927 se inició la construcción del Gran Hotel con el cerramiento del solar con una valla27.
El edificio adopta planta en forma de U con dos chaflanes en los ángulos de las fachadas. Su superficie es de 1.633 m², de la cual se cubrieron con edificación 1.269 m², quedando para patio 364 m² (fig. 3).
Las crujías siguen las líneas de fachada y se hallan constituidas por tres naves: una central y dos laterales a fachadas, que, a modo de galerías, discurren a lo largo de los muros. Este trazado permitió establecer, en las plantas dormitorios, una singularidad que en consideración del autor no tenía ninguno de los grandes hoteles europeos de la época. Consistió en alojar los cuartos de baño y aseo en las crujías de fachada, logrando así una iluminación y ventilación directa a la vía pública y una independencia respecto a la habitación, y en ocultar la red de tuberías28.
Consta de varias plantas que fueron programadas con una funcional distribución: parcial de sótano, que acoge, por un lado, almacén, bodega, cámaras frigoríficas, depósitos de conservas y anejos del restaurant, por otro, zona de dormitorio para empleados y, por último, instalaciones de calefacción y producción de agua caliente, con su carbonera y leñera, el lavadero y el planchado mecánicos, entre otros servicios; baja, con entrada principal por los dos chaflanes (uno, que conduce al restaurant y, el otro, al vestíbulo). En esta planta diáfana se encuentran las salas de recepción y de lectura o fumoir, el gran comedor con su estufa o jardín de invierno –que se había convertido en un espacio de asueto habitual en estos edificios–, el restaurant, la cocina, los baños y el vestíbulo (en el que se sitúan la portería y conserjería y el guardarropa). De este último arranca la escalera principal, mediante la cual se accede a los pisos superiores, con su ascensor; entreplanta, que ocupa, de un lado, la parte correspondiente a la fachada a la calle de Moret y dedicada a la casa-habitación del arrendatario o director del hotel, y, de otro lado, la parte que pertenece a las crujías de la calle de Joaquín Costa, destinadas a los servicios de peluquería, etc.; y otras cinco plantas iguales para habitaciones (que sumaban un total de 155), con sus cuartos de baño o de aseo, además del office.
Este proyecto formulado en 1927 tuvo que ser modificado, a petición de la sociedad “Gran Hotel de Zaragoza”, en marzo de 1928 con el fin de dar al edificio una mayor capacidad y proveer de cuarto de baño a todas las habitaciones. A este efecto, en la planta sótano se previeron 20 habitaciones para la servidumbre de los viajeros (que no llegaron a realizarse) y la baja se amplió con un hall con techo abovedado y se dotó con vitrinas para exposiciones29. Por su parte, en las plantas superiores se aumentó en tres habitaciones cada una y fueron equipadas con cuarto de baño (figs. 4-7)30.
El edificio pasó a disponer de un total de doscientos dormitorios (alternando los de dos camas con los de una; en la actualidad, dispone de 133 habitaciones) y el mismo número de cuartos de baño (fig. 8).
Las variaciones introducidas fueron aprobadas por la corporación municipal en su sesión celebrada el 2 de julio de 1928 y con las siguientes condiciones fijadas por el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro:
“1ª.- La elevación de la parte baja sobre la rasante de la calle, que en el proyecto presentado es de unos 80 cm, debe ser de un metro cincuenta centímetros, según el artículo 926 de las Ordenanzas Municipales, para poder autorizar la utilización de los sótanos y la altura mínima de éstos será de 3 metros.
2ª.- Excediendo el hall proyectado de la altura permitida en las condiciones de edificación en la exhuerta de Santa Engracia, ya que la cubierta es en forma de cúpula cuyas alturas son de 6,50 metros en arranques y 8,50 en el vértice en lugar de los cuatro metros, debería obtenerse la conformidad de los demás propietarios de la manzana, antes de autorizar este exceso de dimensiones, aunque en este caso esté justificado por la índole del edificio y por no perjudicar en realidad a los edificios colindantes.
3ª.- En cuanto a las habitaciones para la servidumbre de los viajeros, dispuestas en los sótanos no obstante la prohibición de la condición 17 de estas edificaciones y del artículo 926 de las Ordenanzas Municipales podría tolerarse en este caso elevando la rasante de planta baja como queda indicado en la preinscripción primera, dotando de grandes ventanales a dichas habitaciones y tomando las precauciones necesarias contra la humedad por medio del aislamiento del piso respecto al terreno y revestimientos hidrófugos en las paredes”31.
En cuanto a la construcción, cabe decir que se programó una estructura interior de hormigón armado sobre cimentaciones de hormigón y fábrica de ladrillo en fachadas (revocadas en todas las plantas, a excepción de la última) (fig. 9).
El zócalo, las repisas de los huecos, los pasamanos de los antepechos y los remates del edificio se ejecutaron en sillería de piedra arenisca de Tafalla y los batientes de las puertas en piedra caliza. La cubrición es a base de terraza con cámara térmica y se proyectaron dos torreones que coinciden con las escaleras (principal y de servicio), y en los cuales se dispone un office en comunicación con las cocinas con el objetivo de destinar la terraza a comedor durante la estación de verano.
Antonio Rubio expresa en la memoria del proyecto que la composición de las fachadas responde a un criterio de sencillez. El edificio se remató con una amplia galería de arquillos –de inspiración renacentista– y se coronó con un alero de madera para dar al conjunto una “ligera reminiscencia aragonesa”32. Destaca su disposición a modo de fachada palaciega ordenada en base a tres cuerpos. Tanto en este edificio como en el de Correos y Telégrafos, este arquitecto evidencia su formación historicista, que se advierte también en los elementos que ornan las fachadas (pilastras pareadas en las plantas sótano y baja) y en sus espacios interiores. Por tanto, la contribución del Gran Hotel a la arquitectura del alojamiento se fundamentó en el diseño de unas magníficas y funcionales instalaciones y servicios à la page, mientras que su lenguaje arquitectónico sigue vinculado al regionalismo aragonés heredado del siglo XIX para transmitir la imagen de majestuosidad y representatividad, pese a que un año antes la modernidad había irrumpido en Zaragoza con el Rincón de Goya.
Como hemos señalado anteriormente, el hotel fue dotado con los servicios (baños con modernos medios sanitarios, etc.) y las instalaciones industriales de los mejores establecimientos europeos de primera categoría como los hoteles Ritz de Madrid y Barcelona, Carlton de Bilbao o María Cristina de San Sebastián33. El presupuesto general de las obras alcanzó la cantidad de 2.711.021,74 pesetas34.
En este presupuesto estaban incluidos los gastos de decoración, vidriería artística (para ornar la escalera principal), amueblamiento, cerrajería y cristalería. Rubio había concebido este edificio como una obra de arte total, en la que dio cabida a los oficios artesanales y a las artes decorativas.
Así, el amueblamiento de los salones y de otras piezas fue encargado a la prestigiosa fábrica zaragozana Loscertales35. La prensa zaragozana de la época informaba, entre sus noticias, de los estilos artísticos de algunos de estos suntuosos espacios:
“[…] El Grill Room fue amueblado en puro estilo aragonés, tiene las características de las casas señoriales […].
El gran salón de recepciones entre aragonés y español, haciendo pendant con el decorado y las pinturas.
El Hall, de puro estilo inglés, elegante, mundano, frívolo, pleno de distinciones es el marco más apropiado para una de esas brillantes fiestas que celebra el gran mundo.
Los amplios y elegantes comedores en estilo chippendale, moderno, frágil, muy siglo XX, cosmopolita, y los cuartos del mismo estilo, con aparatos de luz de cristal de bohemia, lujosos y tallados en bronce, cincelados, y regias alfombras adamascadas, y acogedores lechos de elegancia y comodidades extraordinarias, y otros mil muebles y objetos que la casa Loscertales ha querido llevar al lugar de la moda, prestan a todo un ambiente de recepción cordial”36.
Alejandro Allepuz, propietario de los almacenes El Blanco y Negro, suministró al Gran Hotel las porcelanas, el servicio para mesa, la cristalería y la porcelana refractaria para horno y se encargó del alumbrado del edificio. Asimismo, una de sus obras de arte fue el diseño de la araña monumental (de un peso de 1.200 kilos) que se encuentra instalada en una de las estancias principales como es el hall –que presenta una planta circular cubierta con una bóveda que apoya en columnas dobles de orden corintio– llamado hoy sala Rotonda.
Por su parte, el servicio de plata de cubiertos, vajilla, cafetería, etc. para el comedor se debió a la casa madrileña de Matilde Espuñes y compañía, especializada en la fabricación de objetos de plata. Construcciones Preckler instaló las cocinas, los hornos (un doble horno de pastelería y hornos gratinadores) y un aparato de calienta platos eléctrico y mesa caliente conforme a las modernas normas de higiene y salubridad, así como proporcionó la batería de cocina. El servicio de refrigeración (cámaras, heladoras, fábrica de hielo, etc.) fue montado por el industrial zaragozano Baldomero Núñez Herranz.
Sin embargo, el Gran Hotel destacó por la calidad y gran dotación de las instalaciones sanitarias y, especialmente, por los aparatos sanitarios de baño en porcelana blanca, cuyo montaje fue realizado por la reputada casa Francisco Sangrá de Barcelona. Fue también provisto de calefacción central por agua caliente, ventilación por impulsión mecánica y servicios de agua caliente y fría en baños y lavabos, por la casa a cargo del ingeniero madrileño Constancio Ara, quien había acometido importantes obras en este ámbito como en el Ministerio de la Marina, Hotel Nacional y Hotel Alfonso XIII de Madrid.
Asimismo, cabe aludir a la monumental puerta de acceso ejecutada en hierro fundido y forjado por artesanos especializados (fig. 10).
Está presidida por el escudo de armas de la ciudad –el león rampante coronado, en campo de gules–. Esta puerta permaneció, según Javier Martínez Molina, en su ubicación original hasta una fecha indeterminada comprendida entre 1980 –año en que se clausuró el hotel– y 1982, en que se inició su rehabilitación tras ser adquirido por la Compañía Hotelera Aragonesa S.A., el 31 de diciembre de 1981, siguiéndose un proyecto del arquitecto Román Magaña37.
Apertura del Gran Hotel y su elección como lugar de encuentro
En fechas próximas a la terminación del edificio, la sociedad “Gran Hotel de Zaragoza” solicitó, el 14 de agosto de 1929, al Ayuntamiento la correspondiente autorización para emprender estas obras menores: modificación del trazado recto del bordillo del chaflán perteneciente a dicho edificio por una curva entrante que permitiese a los coches dejar más cerca y bajo la marquesina a los viajeros y concurrentes al hotel; y apeo de los árboles situados frente a la puerta principal para facilitar el acceso, tanto de peatones como de carruajes38. En cuanto al primer aspecto, el arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro concedió la correspondiente autorización con fecha de 28 de agosto. Por su parte, y respecto a la segunda petición, se decidió pasar este expediente a informe de la Dirección de Montes y Parques, quien resolvió favorablemente y determinó que la operación fuera practicada por el personal municipal y que el coste fuera asumido por la sociedad solicitante.
La apertura del Gran Hotel tuvo lugar el 10 de octubre de 1929, por tanto, en unas fechas significativas para la sociedad zaragozana como son las fiestas en honor de la Virgen del Pilar (fig. 11)39.
En el momento de la apertura, la explotación del hotel corría a cargo del señor Azcoaga, arrendatario del Palace y del Ritz de Madrid40.
Este lujoso establecimiento hotelero contó, entre sus visitantes, con ilustres personajes del mundo del cine o de la política como Ava Gardner, Anthony Mann, Tyrone Power o Gina Lollobrigida.
La ciudad fue dotada con un hotel en el que no solo se daría alojamiento con el debido confort al viajero sino también se dispondría de un espacio adecuado para los diversos eventos sociales que la vida moderna iba imprimiendo de continuo: bailes, banquetes, reuniones, congresos, bodas, etc., que siguen teniendo lugar en la actualidad (fig. 12).
Así, pocos días después de su inauguración, el 14 de octubre, acogió una fiesta de gala que fue organizada por la Asociación de la Prensa41. Este evento se vio seguido de otros muchos como del baile del domingo de carnaval celebrado por el Tennis Club el 2 de marzo de 1930, que tuvo una gran aceptación por la buena sociedad de Zaragoza42.
Igualmente, el 25 y 26 de octubre de 193043 fue la sede de una reunión que congregó a algunos de los participantes en la Exposición de Arquitectura y Pintura Modernas, celebrada en el Gran Casino de San Sebastián e inaugurada el 2 de septiembre de 193044, que fue definida por la crítica “como representativa de los arquitectos vanguardistas de España”45. El encuentro estuvo presidido por Fernando García Mercadal quien, junto con José Luis Sert, fue el arquitecto más relevante en los inicios de la arquitectura moderna en España. En el Gran Hotel se fundó el GATEPAC, que supuso un progreso señalado para Zaragoza. Fue entonces cuando el progresismo dubitativo mantenido por la Generación del 25, los llamados por Oriol Bohigas “racionalistas al margen”, dio paso al “racionalismo ortodoxo y dogmático” de las obras del GATEPAC46. Su objetivo era difundir en este país los propósitos de la nueva arquitectura europea y, especialmente, realizar la tan esperada y necesaria renovación arquitectónica. Asimismo, en esta reunión se aprobó que la revista del Grupo AC (Arquitectura Contemporánea) fuese el órgano de opinión del GATEPAC47, cuya actividad se vio truncada con el estallido de la contienda civil.
Por tanto, el Gran Hotel fue más que un establecimiento ideado para el alojamiento de la sociedad acomodada y asumió funciones sociales y culturales. Destacó como lugar preferente de congregación social con una notable repercusión en el devenir cultural de la ciudad. En la actualidad, está adscrito a la marca NH Collection. Esperamos que estas líneas contribuyan al recuerdo del antiguo hotel y a su valoración dentro de la historia de la arquitectura contemporánea.
NOTE
[1]Para el estudio de la figura y obra de este arquitecto (hermano del reconocido escritor José García Mercadal) consúltese, entre otras publicaciones, Hernando de la Cuerda, Rafael, Fernando García Mercadal y el Movimiento Moderno (Tesis Doctoral), Madrid, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, 2016; y CASTAÑO PEREA, Enrique (coord.), Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fernando García Mercadal (1896-1985). Arquitecto y académico, Madrid, 2017-Anexo III.
[2]En esta reunión participaron arquitectos de Barcelona, Madrid, Bilbao y San Sebastián con intención de constituir un Grupo cuyo objetivo fuese difundir en la sociedad española la nueva arquitectura moderna. Así, como representantes de Barcelona (Grupo Este) asistieron: José Luis Sert, Sixto Illescas, Ricardo Churruca, Germán Rodríguez Arias, Pedro Armengou, Manuel Subiño, José Torres Clavé y Cristóbal Alzamora; de Madrid (Grupo Centro): Fernando García Mercadal, Víctor Calvo de Azcoitia, Felipe López Delgado, Francisco Perales, Ramón Aníbal Álvarez y Santiago Esteban de la Mora; y por el Grupo Norte: Bilbao, Luis Vallejo; y San Sebastián: José Manuel Aizpúrua y Joaquín Labayen. ROVIRA, Josep M., “AC, número cero”, en El GATEPAC y la revista A.C., catalizador de la vanguardia arquitectónica española. 1931-1937 (catálogo exposición), Zaragoza, Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, 2005, p. 3.
[3]Versión española del CIRPAC (Comité Internacional para la Resolución de los Problemas de la Arquitectura Contemporánea), que fue fundado en 1928 y se encargó de difundir las nuevas ideas y organizar los CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna). CHUECA GOITIA, Fernando, Historia de la arquitectura española. Edad Moderna y contemporánea, Tomo II, Ávila, Fundación Cultural Santa Teresa, 2001, p. 800.
[4]En 1900, el arquitecto municipal Ricardo Magdalena ultimó de redactar su tercer proyecto para la urbanización de la antigua Huerta de Santa Engracia, que no se llevó a cabo hasta años más tarde. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 25 de agosto de 1900, “Noticias”, p. 2. Las bases del programa de urbanización de esta área, que fueron formuladas por este profesional y aprobadas en sesión municipal de 22 de enero de 1900, pueden consultarse en el Archivo Municipal de Zaragoza [en adelante AMZ], Sección Fomento, Caja 1098, expediente núm. 1900: “Bases para la urbanización de la Huerta de Santa Engracia”, 1897-1903.
[5]AMZ, Sección Fomento, Caja 1098, expediente núm. 1900: “Urbanización de la Huerta de Santa Engracia, condiciones para la edificación, para la venta de solares mediante subasta pública”, 1905-1911. Referencia de figura 1: AMZ_1-9-7_0000XXX-1906_planos_0001.
[6]Heraldo de Aragón, Zaragoza, 1 de mayo de 1925, “La urbanización de la Huerta de Santa Engracia”, p. 1; y Heraldo de Aragón, Zaragoza, 18 de febrero de 1926, “La edificación en los solares de la huerta de Santa Engracia”, p. 1.
[7]Cruz Valenciano, Jesús, El surgimiento de la cultura burguesa. Personas, hogares y ciudades en la España del siglo XIX, Madrid, Siglo XXI de España Editores, S.A., 2014, p. 166.
[8]Para el estudio de los espacios verdes en la Zaragoza contemporánea se recomienda la consulta de las publicaciones de Laura Ruiz Cantera (Universidad de Zaragoza).
[9]VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica, Cafés de Zaragoza. Su biografía, 1797-1939, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2015, pp. 107-109 y 163-180.
[10]El Hotel-restaurant de La Paz (calle de los Mártires, núm. 12) fue inaugurado el 1 de abril de 1900. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 31 de marzo de 1900, “Noticias”, p. 2.
[10]El 16 de abril de 1928 tuvo lugar la inauguración del Rincón de Goya. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 17 de abril de 1928, “En el parque. El Rincón de Goya”, p. 1.
[12]Para más información sobre este grupo de arquitectos, véase DIÉGUEZ PATAO, Sofía, La Generación del 25. Primera arquitectura moderna en Madrid, Madrid, Cuadernos Arte Cátedra, 1997.
[13]FLORES, Carlos, Arquitectura española contemporánea, Madrid, Aguilar, 1989, p. 175.
[14]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Expediente de concurso para la construcción de su Gran Hotel en virtud de la moción formulada por el sr. Sancho Arroyo”, 1926-1927.
[15]ZALDÍVAR, Carmelo, “Mejoras locales. ¿Se construirá un Gran Hotel en Zaragoza”, Heraldo de Aragón, Zaragoza, 6 de mayo de 1927, p. 3.
[16]VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica, Cafés de Zaragoza…, op. cit., pp. 40, 55 y 109.
[17]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Expediente de concurso para la construcción de su Gran Hotel en virtud de la moción formulada por el sr. Sancho Arroyo”, 1926-1927; y Heraldo de Aragón, Zaragoza, 5 de abril de 1927, “El proyecto de un nuevo gran hotel”, p. 1.
[18]La apertura de este Grand Hotel tuvo lugar el 23 de mayo de 1863 y se emplazó en via Alessandro Manzoni (hoy Corsia del Giardino). Su proyecto fue acometido por el arquitecto Andrea Pizzala. RICCI, Franco Maria, Grand Hotel et de Milan: un secolo di storia milanese attraverso gli ospiti illustri del suo albergo più famoso, Milano, Grafiche Milani, 1999, pp. 5-6.
[19]El 30 de octubre de 1897 se inauguró el Grand Hotel de Florencia, que ocupó el edificio del antiguo Alberge Continentale Reale della Pace (piazza Daniele Manin, hoy piazza Ognissanti). La dirección de las obras corrió a cargo del arquitecto Giuseppe Boccini. La Nazione, Firenze, 31 de octubre de 1897, “Cronaca di Firenze”, p. 2.
[20]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Expediente de concurso para la construcción de su Gran Hotel en virtud de la moción formulada por el sr. Sancho Arroyo”, 1926-1927.
[21]Boletín Oficial de la Provincia de Zaragoza, 23 de mayo de 1927, “Sección Quinta”, p. 1343.
[22]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Expediente de concurso para la construcción de su Gran Hotel en virtud de la moción formulada por el sr. Sancho Arroyo”, 1926-1927.
[23]Idem.
[24]La Asociación de Hoteleros interpuso contra el referido acuerdo un recurso de reposición por considerarlo lesivo a los derechos de los componentes de la industria hotelera, que no fue admitido por la corporación municipal.
[25]Este edificio fue inaugurado el 12 de octubre de 1926. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 13 de octubre de 1926, “Con asistencia del ministro de la Gobernación se inauguraron ayer los servicios de la nueva Casa de Correos”, p. 1.
Para más información sobre este edificio, véase BIEL IBÁÑEZ, María Pilar y HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Ascensión, La arquitectura neomudéjar en Aragón, Zaragoza, Rolde de Estudios Aragoneses. Institución Fernando el Católico, 2005, pp. 129-130.
[26]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Expediente de concurso para la construcción de su Gran Hotel en virtud de la moción formulada por el sr. Sancho Arroyo”, 1926-1927; y Heraldo de Aragón, Zaragoza, 28 de julio de 1927, “Las grandes mejoras de Zaragoza. Ayer se procedió a la apertura del pliego presentado al concurso para la construcción de un Gran Hotel”, p. 3.
[27]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Sociedad Gran Hotel de Zaragoza solicita desaparición de dos árboles y modificar trazado de bordillo chaflán calles de Costa y de Isaac Peral”, 1927-1929.
[28]Arquitectura, Madrid, “Gran Hotel, Zaragoza”, abril de 1931, p. 125.
[29]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Sociedad Gran Hotel de Zaragoza solicita desaparición de dos árboles y modificar trazado de bordillo chaflán calles de Costa y de Isaac Peral”, 1927-1929.
[30]Referencia de la figura 4: AMZ_1-9-7_0003112-1929_planos_0004.
Referencia de la figura 5 AMZ_1-9-7_0003112-1929_planos_0006.
Referencia de la figura 6: AMZ_1-9-7_0003112-1929_planos_0002.
Referencia de la figura 7: AMZ_1-9-7_0003112-1929_planos_0010.
[31]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Sociedad Gran Hotel de Zaragoza solicita desaparición de dos árboles y modificar trazado de bordillo chaflán calles de Costa y de Isaac Peral”, 1927-1929.
[32]Arquitectura, Madrid, “Gran Hotel…”, op. cit., p. 125.
[33]La Construcción moderna, Madrid, 30 de octubre de 1929, “La construcción en provincias: El Gran Hotel de Zaragoza”, p. 315.
[34]Arquitectura, Madrid, “Gran Hotel…”, op. cit., p. 125.
[35]En el Centro de Historias de Zaragoza se celebró una exposición dedicada a Simón Loscertales Bona y a su empresa familiar (1890-1995), entre el 2 de febrero y el 2 de abril de 2017. Fue un referente en el arte del mueble y de las artes decorativas. Esta exposición fue comisariada por Sergio Artiaga Royo.
[36]Heraldo de Aragón, Zaragoza, 12 de octubre de 1929, “La apertura del Gran Hotel de Zaragoza”, p. 24.
[37]La antigua puerta del Gran Hotel se ubica en la actualidad en la plaza de acceso al Pabellón de Ceremonias del Parque Metropolitano del Agua Luis Buñuel de Zaragoza, como elemento aislado de arte público destinado a presidir el espacio de recibimiento de los invitados a las bodas civiles que se celebran en dicho pabellón, algo que sucede desde mediados de enero de 2010. https://www.zaragoza.es/sede/servicio/arte-publico/357 (fecha de consulta: 18-VII-2021).
[38 ]AMZ, Sección Fomento, Licencias, Caja 2981, expediente núm. 3112: “Sociedad Gran Hotel de Zaragoza solicita desaparición de dos árboles y modificar trazado de bordillo chaflán calles de Costa y de Isaac Peral”, 1927-1929.
[39]Heraldo de Aragón, Zaragoza, 10 de octubre de 1929, “Gran Hotel de Zaragoza. Inauguración, hoy, día 10”, p. 6.
[40]Heraldo de Aragón, Zaragoza, 3 de octubre de 1929, “El Gran Hotel de Zaragoza se inaugurará el día diez de octubre”, p. 1.
[41]La Voz de Aragón, Zaragoza, 11 de octubre de 1929, “Acontecimiento mundano. La Asociación de la Prensa celebrará una fiesta de gala, el próximo lunes, en el Gran Hotel”, p. 1.
[42]La Voz de Aragón, Zaragoza, 4 de marzo de 1930, “Las fiestas de Carnaval”, p. 8.
[43]Es interesante mencionar que un grupo de estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Madrid, junto con el profesor Teodoro de Anasagasti (que se formó en torno a las ideas regeneracionistas de la Institución Libre de Enseñanza y de la Residencia de Estudiantes), llegaron a Zaragoza la tarde del 24 de octubre de 1930 para efectuar diversas visitas relacionadas con sus estudios. Los expedicionarios se hospedaron en el Gran Hotel la noche previa a esta reunión. La Voz de Aragón, Zaragoza, 24 de octubre de 1930, “En viaje de estudios”, p. 1.
[44]ABC, Madrid, 21 de septiembre de 1930, “En San Sebastián. Una Exposición vanguardista”, p. 6.
[45]A.C., núm. 1, 1931, “Sección de noticias: Exposición de arquitectura y pintura modernas en San Sebastián”, p. 32.
[46]BOHIGAS, Oriol, Arquitectura española de la Segunda República, Barcelona, Tusquets, 1970, p. 55.
[47]Tras GATEPAC, se constituía el 6 de diciembre de 1930 en Barcelona el GATCPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), integrado por los barceloneses que habían asistido a la reunión de Zaragoza. SAMBRICIO, Carlos, “GATCPAC versus GATEPAC: la singularidad del Grupo Este”, El GATEPAC y la revista A.C…., op. cit., p. 27.
* Mónica Vázquez Astorga
Profesora Titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza (España).
Correo electrónico: mvazquez@unizar.es.
ORCID iD: orcid.org/0000-0002-7849-8772.
La presente investigación se enmarca en el Grupo de Investigación de Referencia Vestigium (H19_20R), financiado por el Departamento de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón y el programa operativo FEDER Aragón (2020-2022). Asimismo, se inscribe en el Instituto de investigación en Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza.